Servicio de habitaciones
Siempre he tenido trabajos en los que viajaba por el Reino Unido, a menudo alojándome en hoteles durante 2 o 3 noches. Antes de que existieran los ordenadores portátiles y el WiFi, las únicas revistas eróticas disponibles eran las de papel satinado. Solía comprar Readers Wives, me encantaba ver fotos de gente real con sus bultos y protuberancias. La otra parte que solía disfrutar eran las historias. Cada trimestre la revista publicaba un libro A5 lleno de historias. Solía llevármelos y leerlos cuando estaba tumbada en la cama del hotel. Un día, al salir de la habitación, dejé el libro en la mesilla de noche. Al volver por la noche me di cuenta de que lo habían cambiado de sitio. Lo recogí y descubrí que el marcapáginas no estaba donde lo había dejado. Esto me puso muy duro al pensar en la criada leyendo el libro en mi cama probablemente con las manos en las bragas. Inmediatamente saqué mi polla y me masturbé. Esto me dio una idea. Escribí en un trozo de papel que si disfrutaba leyendo mi libro me dejara sus bragas. Coloqué la nota justo dentro de la portada para que cayera al cogerla. Por la mañana, cuando salí de la habitación, coloqué el libro con cuidado en el armario. No pude dejar de pensar en él en todo el día. Cuando terminé de trabajar, volví corriendo a mi habitación. Recogí el libro y la nota había desaparecido. Miré por la habitación, pero me decepcionó no encontrar ninguna braga. Fui a buscar algo para comer y beber, cuando volví a mi habitación me desnudé y me metí en la cama dispuesto a leer mi libro y hacerme una buena paja. Cuando moví la almohada vi algo que sobresalía. Eran unas bragas. Unas bragas negras de toda la vida. A juzgar por las marcas en la entrepierna, la humedad y el delicioso aroma a almizcle, estaba claro que había disfrutado. Me las acerqué a la nariz, aspiré el aroma almizclado y me masturbé lentamente. Debí correrme 4 ó 5 veces esa noche y una por la mañana. La cama estaba hecha un desastre, pero cuando ella vino a cambiar las sábanas vio que me había dejado mi agradecimiento. Salí del hotel y me llevé mi premio. Esas bragas me dieron placer durante muchas semanas.